Con la llegada del otoño, los casos de gripe comienzan a multiplicarse. Fiebre, tos y congestión suelen ser los síntomas más comunes, pero también un malestar muy desconcertante: un dolor muscular intenso, como si se hubiese corrido una maratón sin entrenamiento ¿Qué provoca que el cuerpo entero duela? Y, sobre todo, ¿cómo podemos manejar semejantes sensaciones? El doctor Alejandro Videla, jefe del Servicio de Neumonología del Hospital Universitario Austral, se apresta a despejar estas y otras dudas corrientes.
Antes de adentrarnos en el meollo, una aclaración pertinente: a veces, lo que se cree una gripe es, en realidad, un resfrío. “El resfrío es una infección autolimitada de las vías respiratorias superiores, mucho más leve y localizada, que puede ser causada por más de mil quinientos virus distintos, siendo el rinovirus el más habitual. La gripe, en cambio, es una infección más generalizada, producida principalmente por el virus de la influenza”, explica el doctor Videla.
¿Cómo diferenciar un cuadro del otro? “En general, la gripe comienza de manera brusca, con fiebre alta (frecuentemente por encima de los 38°C), dolores musculares intensos y una sensación de malestar generalizada. En cambio, el resfrío se desarrolla de forma más paulatina, con fiebre más baja (generalmente menor a 38°C). Además, la tos es más intensa en la gripe, mientras que el dolor de garganta y la secreción nasal suelen ser más marcados en el resfrío”, advierte el experto, y añade: “Otro aspecto a considerar es que la gripe, especialmente en los niños, puede acompañarse de síntomas gastrointestinales como diarrea, algo muy poco frecuente en los resfríos”, recuerda el especialista.
Desde luego, el dolor muscular generalizado que se experimenta durante la gripe no es un síntoma casual: se trata de una consecuencia del proceso inflamatorio que desencadena el organismo para combatir la infección. Dicho de otro modo: es parte de la respuesta inmunológica del cuerpo para combatir el virus. “La causa principal es la liberación de sustancias proinflamatorias conocidas como citoquinas, entre ellas la interleuquina-6 (IL-6), el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) y los interferones (IFN-α, IFN-β)”, precisa el doctor Videla, aclarando que estas sustancias cumplen un rol clave: ayudan a limitar la replicación del virus.
En enfermedades como el COVID-19, cuando estas sustancias se liberan de manera descontrolada -lo que se conoce como “tormenta de citoquinas”- pueden causar cuadros graves. En la gripe, en cambio, su liberación es más controlada, pero sigue generando inflamación y, con ella, dolor. Así las cosas, además de la acción de las citoquinas, se barajan otras causas para los dolores musculares en la gripe: la invasión directa del virus en los tejidos musculares, la microlesión muscular derivada de la respuesta inflamatoria, alteraciones en la función de las mitocondrias -las estructuras celulares encargadas de generar energía- y una mayor sensibilidad del sistema nervioso al dolor.
Pese a que el dolor muscular gripal es una molestia habitual, en ciertas circunstancias podría marcar complicaciones. “Si es localizado en un solo lado del pecho, aumenta con la respiración o es punzante en vez de generalizado, podría tratarse de una neumonía y se debe consultar rápidamente a un médico”, advierte el profesional. También recomienda acudir a una consulta si la fiebre y los síntomas no mejoran en 72 horas, o si se presentan signos de gravedad como tos con sangre.
En resumidas cuentas, la gripe es una enfermedad frecuente pero no debe subestimarse. Si bien el dolor muscular y el malestar general pueden ser intensos, entender su origen y conocer cómo aliviarlo permite transitar mejor el proceso de recuperación. Y, sobre todo, recordar que la prevención sigue siendo la mejor estrategia.